QUIEN EMPACÓ TU PARACAÍDAS HOY

Charles Plumb, era piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam.
Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil.
Plumb se lanzó en paracaídas, fue capturado y pasó seis años en una prisión norvietnamita.

 A su regreso a Estados Unidos, daba conferencias relatando su odisea, y lo que aprendió en la prisión.

Un día estaba en un restaurante y un hombre lo saludó:

EL HOMBRE QUE NUNCA DEJO DE SOÑAR

La vida lo puso desde pequeño en una situación muy difícil, a tal punto que tenía que salir a trabajar a sus 9 años para poder sobrevivir junto con su familia. Para algunos, un perdedor por excelencia; para otros, un verdadero sobreviviente.


Esta es la historia de un hombre que pasó de vivir en un auto a una gran mansión llena de lujos, lo que le permitió conocer tanto la riqueza como también la más absoluta miseria.

Decidir y ser constantes

En la pequeña escuelita rural había una vieja estufa de carbón muy anticuada. Un chiquito tenía asignada la tarea de llegar al colegio temprano todos los días para encender el fuego y calentar el aula antes de que llegaran su maestra y sus compañeros. 
Ten el valor y la fuerza para tomar tus decisiones y ser constante a la hora de darles forma.

El árbol triste


Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol 

profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era. 

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano: 

El saco de plumas

Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado. 

Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo: 
"Cometer errores es de humanos y de sabios pedir perdón".

"Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?", 

La leyenda del verdadero amigo

Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron.
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: 

AYER, AL ANOCHECER

Las sombras descendían, los pájaros callaban,
la luna desplegaba su nacarado olán.
La noche era de oro, los astros nos miraban
y el viento nos traía la esencia del galán.

El cielo azul tenía cambiantes de topacio,
la tierra oscura cabello de bálsamo sutil;
tus ojos más destellos que todo aquel espacio,
tu juventud más ámbar que todo aquel abril.

Aquella era la hora solemne en que me inspiro,
en que del alma brota el cántico nupcial,
el cántico inefable del beso y del suspiro,
el cántico más dulce, del idilio triunfal.

De súbito atraído quizá por una estrella,
volviste al éter puro tu rostro soñador...
Y dije a los luceros: "¡verted el cielo en ella!"
y dije a tus pupilas: "¡verted en mí el amor!"


Autor del poema: Víctor Hugo

PERDÓNAME

Perdóname... si he ofendido tu corazón; 
por no ser como realmente quieres y deseas que fuera.

Perdóname... por todos los sufrimientos que te he causado; 
por las decepciones que te he causado en la vida.

Perdóname... por pretender que me ames tanto 
y más de lo que yo a ti.

¿FUE COMO BESO O LLANTO?


¿Fue como beso o llanto?
¿Nos hallamos
con las manos, buscándonos
a tientas, con los gritos,
clamando, con las bocas
que el vacío besaban?
¿Fue un choque de materia
y materia, combate
de pecho contra pecho,
que a fuerza de contactos
se convirtió en victoria
gozosa de los dos,
en prodigioso pacto
de tu ser con mi ser
enteros?
¿O tan sencillo fue,
tan sin esfuerzo, como
una luz que se encuentra
con otra luz, y queda
iluminado el mundo,
sin que nada se toque?


Autor del poema: Pedro Salinas

LUNA MÍA DE AYER, HOY DE MI OLVIDO...

Luna mía de ayer, hoy de mi olvido, 
Ven esta noche a mí, baja a la tierra, 
Y en vez de ser hoy luna de la guerra, 
Sélo tan sólo de mi amor dormido. 

Dale en tu luz el reno perseguido 
Que por los yelos de tus ojos yerra, 
Y dile, si tu lumbre lo destierra, 
Que será lana su destierro y nido. 

Tiempos de horror en que la sangre habita 
Obligatoriamente separada 
De la linde natal de su terreno. 

¡Ay luna de mi olvido, tu visita 
no me despierte el labio de la espada, 
sí el de mi amor, guardado por tu reno!


Autor del poema: Rafael Alberti

El paso del tiempo


Esperé a que volvieras
durante días, semanas, años
quizá toda la vida
desde que tengo memoria

Y nunca volviste
Siempre tú, en mis sueños
Siempre tú, en mis esperanzas
Siempre tú

Y ahora que te vuelvo a ver
qué suerte,
ya no te necesito.


Autor del poema: Koldo Fierro